viernes, 19 de junio de 2009

Estados Unidos le da la espalda a un reclamo mundial de justicia

Oscar Sánchez

"Es un día de vergüenza para aquellos que crean en la posibilidad de justicia del sistema norteamericano y de rabia para muchas personas que en todo el mundo, le pidieron al Tribunal Supremo de Estados Unidos, algo muy sencillo que era revisar el caso de los cinco compañeros. Los jueces prefirieron hacer lo que les pidió la administración del presidente Obama…no acceder a revisar el caso…"

Así se expresó Ricardo Alarcón de Quesada, Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, al conocer el pasado lunes 15 de junio la decisión de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos, de no acceder a revisar el caso de los cinco cubanos luchadores antiterroristas, que guardan injusta prisión en cárceles de ese país.

"Basado en la experiencia que hemos tenido, no me sorprende la decisión de la Corte Suprema. No tengo ninguna confianza en el sistema de justicia de los Estados Unidos. Ya no queda ninguna duda de que nuestro caso ha sido desde el principio un caso político porque no solo teníamos todos los argumentos legales necesarios para que la Corte lo revise, sino que contamos con el creciente apoyo internacional reflejado en los Amicus presentados a la Corte en nuestro favor. Reitero lo que dije hace un año atrás, el 4 de junio de 2008, que mientras quede una persona luchando fuera, nosotros seguiremos resistiendo hasta que se haga justicia".

Fue esa la primera reacción de Gerardo Hernández Nordelo, uno de esos cinco hombres que están tras las rejas por proteger las vidas de sus compatriotas ante las manos asesinas de organizaciones ultraderechistas, terroristas para no cambiarles el nombre, asentadas en territorio de Estados Unidos, que han actuado libremente, confesas además, y con el apoyo de gobiernos de esa nación contra el pueblo cubano, en actos que le han constado la vida a más de 3 000 cubanos.

Presidente Barack Obama, usted, que durante su campaña como candidato presidencial esgrimió el cambio de imagen de Estados Unidos como una de sus etiquetas, que ha dicho que se sentaría a conversar con cualquier adversario, que irrumpió en la escena política como alguien aparte, distinto de todos los candidatos anteriores, que levantó expectativas entre el pueblo norteamericano, tiene en su manos el prestigio, no solo de la justicia de su país, sino el de toda su nación. Tras el rechazo de la máxima autoridad judicial estadounidense en este caso, usted asume la responsabilidad de ese injusto encarcelamiento y en consecuencia es quien puede mostrarle al mundo ese proyecto de un nuevo Estados Unidos.

Cómo hablar de un gran país, de un país de justicia, de un país que dice liderar la lucha contra el terrorismo, si condena a aquellos que luchan contra ese flagelo para salvaguardar las vidas de sus compatriotas y de los propios ciudadanos norteamericanos, como lo hicieron los Cinco; cómo puede ni siquiera acceder la revisión de este caso en su Corte Suprema y mantiene libre a asesinos confesos por la calles de la ciudades de esa nación, como son Luis Posada Carriles y Orlando Bosch.

Presidente Obama es realmente vergonzosa la posición en que cae su gobierno al permanecer como aliado de la injusticia. Bastaría un breve repaso de las opiniones, no las cubanas, sobre el caso para ver cómo se inclina la balanza:

En agosto de 2005, un panel de tres jueces en la Corte de Apelaciones de Atlanta decidió unánimemente que el juicio contra Los Cinco debía ser anulado y recomendó celebrar una nueva audiencia fuera de la ciudad de Miami, Florida.

Ese mismo año, el Grupo de Detenciones Arbitrarias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) determinó que Los Cinco eran convictos arbitrarios y le sugirió a Washington revisar el proceso penal.

Hace solo dos meses el Consejo de la ciudad de Richmond, California, aprobó por unanimidad una resolución en apoyo a los cinco antiterroristas presos hace una década en Estados Unidos.

Mucho antes, en mayo del 2001, el propio gobierno de Estados Unidos admitió, documentalmente, que no había pruebas para sentenciar a Gerardo Hernández por el cargo de conspiración para cometer asesinato, lo cual quiere decir que este hombre está cumpliendo una condena a perpetuidad por algo de lo que no fue acusado.

¿De que justicia estamos hablando Presidente Obama? Los Cinco no infiltraron al pentágono, ni a la CIA. El líder de la Revolución Cubana, el compañero Fidel, ha dejado claro un concepto que distingue por su ética: nuestra confrontación con Estados Unidos es ideológica y nada tiene que ver con la seguridad de ese país.

No es solo es Cuba la que clama justicia por estos hombres, el llamado mundial le convoca a escuchar señor Presidente. Son esas voces en más de 250 grupos o Comités de Solidaridad en más de 100 naciones las que exigen su libertad.

Diez Premios Nobel entre los que figuran el Presidente de Timor Leste, José Ramos Horta, Adolfo Pérez Esquivel, Rigoberta Menchú, José Saramago, Wole Soyinka, Zhores Alferov, Nadine Gordimer, Günter Grass, Darío Fo y Mairead Maguire; el Senado de México en pleno; la Asamblea Nacional de Panamá; Mary Robinson, presidenta de Irlanda (1992-97) y Alta Comisionada de Derechos Humanos de Naciones Unidas (1997-2002), tres vicepresidentes del parlamento europeo suscribieron los 12 amicus curiae brief, a los que se sumaron cientos de legisladores de todo el mundo. Fue un hecho sin precedentes en la historia judicial de Estados Unidos. Ellos pedían que la Corte revisara el Caso.

¿Puede el Presidente de Estados Unidos darle la espalada al mundo, hacer mutis ante el gigantesco reclamo? Tiene usted en su manos hacer validos los preceptos que tanto defiende de justicia y democracia. Claro que no le será fácil, hay muchos intereses en su país que se enfrentan a cualquier posición justa y ética en relación con Cuba, pero usted tiene la última palabra, mediante una orden presidencial que es derecho constitucional del Presidente de Estados Unidos.

Cuba seguirá luchando, las propias palabras de Gerardo seguiremos resistiendo hasta que se haga justicia y la actitud de Ramón, Fernando, Antonio y René, nos convocan.

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